Los consumidores huimos de la publicidad tradicional que nos asalta sin esperarlo, en el móvil, en una página web o por mail porque todo eso lo consideramos spam, es decir, mensajes no solicitados. Sin embargo, se ha demostrado que el marketing de contenidos, que consiste en redactar contenidos originales de calidad para que una empresa llegue a posicionarse como marca de referencia en su sector y repercutirlo en ventas, consigue mejores resultados que otras acciones de promoción en internet. Por ello, el marketing de contenidos está de moda.
Como da resultado, todo el mundo quiere hacerlo. Ahora bien, no todo el mundo sabe realizarlo y suele cometer fallos a la hora de ponerlo en práctica. Hay que evitar caer en esos errores que nos llevan al fracaso.
En primer lugar y como siempre decimos, debemos pararnos a plantear una estrategia en la que se marquen unos objetivos concretos, realistas y alcanzables. Para conseguirlos, tendremos que tener en cuenta los gustos de nuestro público, dónde vamos a encontrarlos en internet, los temas que a nosotros, como empresa, nos interesa tratar, a través de qué canales vamos a difundirlos y cómo vamos a medir su repercusión. En definitiva, no se trata de ponerse a escribir por escribir, hay que redactar con la vista puesta en esos objetivos.
Debemos tener en cuenta que esta estrategia no dará resultados de manera inmediata, no es una varita mágica. Para tener conversiones de un día para otro existen otras acciones como los anuncios de pago por clic en Google o Facebook. Pero el marketing de contenidos no funciona así, hay que generar suficientes artículos, estos artículos deben ser vistos, leídos y finalmente, compartidos si el lector les atribuye veracidad. Así conseguiremos generar visibilidad y posicionarnos en Google atrayendo potenciales contactos válidos (leads) que pueden llegar a convertirse, a posteriori, en clientes.
Existe el peligro de caer en redactar exclusivamente sobre nuestro servicio o producto convirtiendo nuestros artículos en simples publirreportajes. Como ya hemos dicho, el marketing de contenidos surgió para responder a la búsqueda, por parte de los clientes, de información de más valor. Al redactar tendremos que considerar si nuestro contenido será apreciado por ellos porque les ayuda a resolver sus consultas y dejar a un lado las referencias directas a nuestra empresa o producto en concreto. Así evitaremos el riesgo de ser considerados spam y en lugar de atraer, que consigamos espantar a los posibles clientes.
Debemos marcarnos una línea clara en la redacción de los contenidos que nos proporcione un reconocimiento de nuestra empresa e identidad en internet. Que todo el mundo tenga clara nuestra filosofía de trabajo o nuestra postura ante determinados temas y de esta manera, crear marca.
Finalmente, esta técnica de marketing no puede ser realizada por cualquiera. No podemos dejar la comunicación de nuestra empresa en manos del cuñado de turno o del hijo del jefe. Es necesario tener unas habilidades y ser capaz de generar contenidos de calidad con conocimiento del sector y de las preocupaciones del cliente de nuestra empresa, para darle respuesta y atraer su atención. Lo mejor es delegar en profesionales especializados para alcanzar los objetivos que nos hemos marcado.